Los primeros frutos de la JMJ

Hace ya cerca de tres semanas que regresamos de vivir una de las experiencias más enriquecedoras, en el ámbito humano y espiritual, para cualquier joven cristiano: la Jornada Mundial de la Juventud, que tuvo lugar en Madrid del 16 al 21 de agosto. ¡Inolvidable!

Todavía nos parece estar sintiendo lo que durante aquellos días vivimos… El calor sofocante por las calles de Madrid, aunque no tanto como el fuego que ardía en nuestros corazones por formar parte de esta gran fiesta de fe… La lluvia torrencial en Cuatro Vientos, aunque no tanto como la gracia de Dios que nos empapó con la fraternidad, el perdón, la comunión, la escucha, su presencia eucarística, y que nos mantenía “arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”

La alegría rebosante de dos millones de personas que hacían silencio absoluto cuando nuestro Santo Padre Benedicto XVI nos hablaba de forma personal y concreta sobre el amor que Dios nos tiene, la confianza que tiene puesta en nosotros, la necesidad de felicidad que sólo podremos encontrar en Jesucristo…

Nos sentimos orgullosos de formar parte de algo tan grande como es la familia de los hijos de Dios, de su Iglesia… Y sobre todo, el empuje de volver después a nuestro pequeño mundo con el corazón más lleno si cabe, para ser levadura en la masa, lámpara en la oscuridad, testimonio para los demás…

Nosotros hemos sido testigos de esto… Una experiencia personal y comunitaria que para la Causa de Canonización de Rebeca también ha sido un regalo y una espléndida oportunidad para dar a conocer la historia de esta joven llena de Dios, a miles de jóvenes de todo el mundo a través de los medios de divulgación que estaban a nuestro alcance.

Gracias a la colaboración de tantas personas que ayudaron a repartir folletos y estampas… Así, Rebeca ha llegado a Italia, Alemania, Francia, México, China, Canadá, Estados Unidos, Guinea Ecuatorial, Polonia, Argentina, Chile, Portugal, Egipto, etc… Pero sobre todo, gracias por las palabras de nuestro Obispo en una de las catequesis que impartió en Madrid, donde la presentó como ejemplo de vida cristiana.

Su vida ha despertado durante estos días un gran interés en personas de los cinco continentes… La parada en Cibeles con nuestra pancarta atrajo muchas miradas y el interés por conocer mejor la vida de una joven como nosotros que ha recorrido el camino de la fe de una manera tan alegre, cercana e intensa. El sólo hecho de comunicar ciertos episodios de su vida, asombraba y llenaba el corazón con deseos de imitarla…

El paso de Rebeca por la JMJ 2011 no es el del huracán sino el de la brisa suave que refresca y ha tocado muchísimos corazones… Algunos de estos destellos de luz los vamos conociendo poco a poco, como el siguiente testimonio de un sacerdote chileno. Uno de los primeros frutos de Rebeca en la Jornada Mundial de la Juventud que deseamos compartir con vosotros.

Estimados amigos:

No es difícil impactarse ante la historia de nuestra querida Rebeca… Estos días he participado en la JMJ en Madrid. Posteriormente peregriné a Roma, y orando en la tumba del Beato Juan Pablo II, me encontré, Dios sabe que no por casualidad, con una estampa de Rebeca.

Impactado he quedado, ya que en éstos días estuve orando fervientemente por una parroquiana, tan joven como Rebeca, que hoy sufre una enfermedad irreversible, y al igual que nuestra Sierva de Dios, vive intensamente unida a la Cruz de nuestro Señor. Creo no son coincidencias.

Ayúdenme a orar por ella, que es la persona que les he mencionado, por su familia y todos sus amigos. Yo, estoy difundiendo la vida de Rebeca acá en Temuco, una pequeña ciudad del Sur de Chile. Estamos en contacto.


Padre Christian Rapimán del Río
Párroco Parroquia Jesús Obrero
Temuco-Chile


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