Vicent N.P. de Oliva (Valencia)
Excelentísimo y Reverendísimo D. Pablo Barrachina y Estevan:
Me dirijo a V.E.R. para comunicarle la impresión que sobre mí causó Rebeca Rocamora Nadal, durante el corto tiempo que pude relacionarme con ella.
La recuerdo como catequista de mi hijo Vicent durante el curso 94-95, pero lo muy poco que pude conocerla no impidió que me cayera bien, entreviendo en ella una vida similar a la de cada uno de nosotros: sencilla, natural, con sus debilidades y sus heridas; impactándome desde el principio su sonrisa y amabilidad cuando nos encontrábamos en algún lugar del pueblo de Granja.
Aquella sonrisa que me conozco muy bien y que llevo grabada en mi corazón, pude constatarla durante su agonía, en los últimos días de su existencia entre nosotros; ya que dicha sonrisa, que en ella era natural, yo la apreciaba como sobrenatural, pues no es natural sonreír cuando se sufre tanto; para mí éste es el misterio de la Pascua y de la Resurrección: reaparece la enfermedad en Rebeca, en la que ella sufre muchísimo y se ofrece a todo ello sonriendo.
Quiero también comunicar las gracias que el Señor, por medio de Rebeca, después de su muerte, me ha concedido; ya que, habiendo oído por otras personas que la conocieron más que yo cuán ejemplar fue su vida, añadido esto a lo que yo pienso, la tengo por “niña de Dios”. Y en mis oraciones, muchas veces, pido su intercesión.
Vicent N.P. (Oliva -Valencia-)