Agosto-1998 María C. de San Vicente del Raspeig
Dos hermanos, familiares míos, estaban peleados entre sí, no queriendo saber uno de ellos nada del otro, hasta el punto de decir que él (su hermano) había muerto.
Llevaba varios meses así, cuando supe que Rebeca había muerto. No la conocí en persona, pero me habían hablado de ella, de cómo habían sido sus últimos meses y su muerte, y que podía encomendarme a su intercesión.
Pensé en mis familiares y se los encomendé para que la paz y unión se hiciera en ellos. Y así fue.
Se vieron, se hablaron y depusieron su actitud perdonándose mutuamente.
Doy las gracias a Dios por Su regalo a través de Rebeca.
María C. (San Vicente del Raspeig -Alicante-)