Vocación a la Santidad

¿QUÉ ES UN PROCESO DE CANONIZACIÓN?

A lo largo de la historia, han sido “una multitud incontable de toda raza, lengua, pueblo y nación” (Apoc. 7,9) los que han seguido las huellas de Jesús. Muchos de ellos de un modo heroico, ya sea entregando la vida por la confesión de la fe en el martirio, ya sea en el cumplimiento extraordinario de la vida ordinaria.

Muy pronto la Iglesia comenzó a venerar de modo especial a los fieles cristianos que, sin morir en la persecución como mártires, habían llevado una vida heroica en el seguimiento del Señor como testigos del Evangelio. Este es el origen de los procesos de canonización.

En los primeros siglos esta declaración de santidad se hacía de una manera sencilla y casi espontánea, brotaba de la fe del pueblo, de la vox populi, que luego era aceptada por la jerarquía de la Iglesia. Tiempo después, los obispos tomaron responsabilidad por la declaración de santos en sus diócesis, para así evitar excesos. Sin embargo, con el paso del tiempo ha evolucionado el procedimiento y desde el siglo XIII, esta aprobación es competencia exclusiva del Santo Padre.

Todas las etapas de nuestra historia han recibido santos con un carisma particular. Cada santo tiene el suyo propio y esto puede observarse, por los acontecimientos de la época y el estado del cristianismo en ese momento, estableciéndose una especie de semejanza entre el tipo de santidad que surge, con el período mismo que se está viviendo, algo parecido a lo que ocurre con las costumbres o la forma de pensar de cada época. La Iglesia ha sido en muchas ocasiones profética en este sentido.

Por canonización se entiende el acto pontificio por el que el Santo Padre declara que un fiel ha alcanzado la santidad. El Proceso de Beatificación y Canonización, es un largo camino en el que se debe superar la prueba de certificar que el futuro santo o beato ha vivido una vida santa y puede ser ejemplo para todos los católicos. No es tanto un premio o reconocimiento para esa persona, sino más bien la presentación de su testimonio como aliento para el camino de los demás.

Es un proceso especial que está regido por una norma específica. Por la canonización, se autoriza al pueblo cristiano a la veneración del nuevo santo de acuerdo con las normas litúrgicas. Sin dejar de ser una competencia reservada al Papa, al acto de la canonización precede un verdadero proceso judicial de los más rigurosos que existen en el mundo. Desde sus comienzos hasta llegar a la declaración de canonización, pueden haber intervenido decenas de jueces y oficiales especializados de la Santa Sede, que examinan con detalle todos y cada uno de los pasos que se han dado.

El procedimiento que se debe seguir en las causas de canonización está recogido actualmente en la Constitución Apostólica Divinus perfectionis Magister (1983) y en las Normae servandae in inquisitionibus ab episcopis faciendis in causis sanctorum (1983) promulgadas por la Congregación para las Causas de los Santos. También hay que tener en cuenta otros documentos, entre ellos el Mensaje de Benedicto XVI al prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos en 2006.


Etapa previa al Proceso de Canonización