Vocación a la Santidad
ETAPA DEL PROCESO DE CANONIZACIÓN EN ROMA: VENERABLE
Una vez superada la fase informativa o diocesana, tiene lugar una segunda etapa del proceso, que pasa ya a la Santa Sede, donde historiadores y teólogos trabajan juntos para reconstruir una biografía exacta de la persona, incluyendo también su espiritualidad y signos de heroísmo.
El primer paso que da la Congregación Romana, después de abrir el proceso remitido, es emitir un decreto que certifique la validez de todo lo realizado en la diócesis de origen del Siervo de Dios. Para ello se nombra un nuevo postulador, con residencia en Roma, que será el interlocutor, en nombre de la Comisión Promotora, ante la Congregación Vaticana para las Causas de los Santos, a quien compete, a partir de ese momento, la evolución del proceso de canonización.
Dentro de la Congregación, existe un Colegio de Relatores. Su función es recibir las causas que llegan e impulsarlas, de acuerdo con las normas de la propia Congregación y con el máximo rigor. La Congregación nombra a un Relator, bajo cuya dirección se prepara la presentación de la Positio, un estudio esmerado y técnico que, hoy en día, constituye la puerta de entrada hacia la fase decisiva del Proceso. Este trabajo se divide en dos partes:
La primera es el Sumario, volumen donde se redacta un ordenado resumen o síntesis de toda la documentación recopilada por parte del tribunal diocesano sobre los testimonios acerca de las virtudes del Siervo de Dios.
La segunda es la Informatio, documento fundamental que ayuda a los jueces del Vaticano a emitir su voto sobre si en el Siervo de Dios se dan una vida y virtudes en grado heroico. Es constantemente revisada por el Relator mientras se confecciona, con la continua referencia a los documentos y testimonios recogidos en el Sumario, citando la página y párrafo del mismo para su comprobación, y por tanto, la garantía de que lo que se demuestra está fundamentado en pruebas suficientes.
La ponencia sobre las virtudes se presenta a la Comisión de Teólogos, que emiten su voto. Si éste es favorable, se entrega a los Cardenales y Obispos, miembros de la Congregación. Si el resultado de ambas discusiones es positivo, es presentada la propuesta al Santo Padre, que a la vista de todo lo actuado, puede aprobar el Decreto de virtudes heroicas del Siervo de Dios. Una vez aprobado, la persona recibe el título de Venerable.
Las normas litúrgicas no permiten dar ningún culto a los Siervos de Dios declarados Venerables, pero desde el momento de su declaración, han de cesar los sufragios por su alma, puesto que la Santa Sede juzga que ha vivido en grado heroico las virtudes cristianas.
Hasta llegar a ese momento puede pasar algún tiempo por la minuciosidad que requiere este estudio… Mientras tanto, es primordial que el postulador recoja relatos de favores atribuidos a la intercesión del Siervo de Dios, si es posible con documentación que los avale. También son útiles otros testimonios como cartas que escriban los fieles. Otro hecho que puede agilizar la causa, es que se haya iniciado ya el proceso de un presunto milagro.
Este proceso sobre el milagro puede realizarse incluso simultaneo, si se da el caso, con el proceso sobre vida y virtudes del Siervo de Dios. Pero nunca se estudiará en Roma tal proceso del milagro hasta que antes se haya declarado Venerable al candidato.
Etapa del Proceso del milagro: Beatificación